lunes, 30 de mayo de 2011

Muy bien, estamos de fiesta... Pero ante todo respeto

Es cierto que estamos todos muy contentos a raíz de haber culminado la temporada con una Liga y una Champions. Todos hemos compartido estas alegrías con las personas que tenemos más cerca, el fútbol no deja de ser un acto social. Y está claro que los jugadores tienen absolutamente todo el derecho de disfrutar con los suyos algo que en realidad han conseguido ellos.
Pero ¿qué sería de estos jugadores sin la afición? Simplemente su trabajo no trascendería. ¿No? Pues ayer tuve la sensación de que a alguno se le olvidó.

A menudo hay que esperar muchos meses, años incluso, y hacer horas de cola para poder disfrutar en vivo del artista que nos hace bailar, cantar y también soñar. Las horas de espera se hacen interminables, parece que nunca va a llegar el momento.
Los que nos dedicamos a esto sabemos de el grandísimo respeto que se merece el público, ya que si no hay público, no se venden discos, no hay conciertos, no hay trabajo.

Dos grandes faltas de respeto acaecieron ayer por la noche.
Dos escenarios distintos: el Camp Nou y l'Estadi Olímpic Lluís Companys.
En el Camp Nou esperamos más de tres horas la llegada de los jugadores que la noche anterior nos habían hecho disfrutar de un nuevo título. Durante la celebración de la Liga dijeron que volverían a ofrecernos la Champions. Mi pregunta, visto lo visto, es: ¿Para qué?.
Hubo música, hubo un speaker que animó un impaciente estadio que quería ver a sus ídolos. Llegaron, hablaron poco y se fueron rápido.
Uno puede achacar esta brevedad al cansancio de los últimos días, que también, pero desgraciadamente, somos muchos los que empezamos a pensar que había prisa por ir a un concierto, que por cierto, Piqué no dejó de promocionar
No estuve en el otro escenario pero me imagino como fue: horas de espera al sol para encontrar el mejor sitio posible. Miradas continuas al reloj esperando el milagro del paso de los minutos. Las 22h, hora del concierto.
Y no empieza y nadie dice nada. Y toca esperar, atención, 80 minutos para que Shakira apareciera en el escenario de un estadio lleno de adolescentes y familias con niños fans del Waka-Waka.
Se les prometió algo muy especial y así fue, jugadores del Barça, novio incluido, se marcaron en el escenario algún que otro desafortunado movimiento de caderas. Claro... estaban cansados...
Hoy hemos sabido que la platilla llegó al estadio 10 minutos después de las 22h. Que Shakira esperara a la llegada de los jugadores para empezar tiene un pase. Un retraso de 10 minutos no importa. Pero que se convierta en 80 minutos porque los enamorados querían estar solos en el camerino... Esto ya no.

El amor es muy bonito entre una pareja, pero el amor de la afición o de los fans también se puede deshacer con este tipo de desplantes.

Piqué, Shakira: ayer lo hicisteis muy, pero que muy mal.

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